El pasado 18 de septiembre de 2020, la jueza Ruth Bader Ginsburg, murió a los 87 años de edad aún en el cargo del cuál se negó a renunciar en 2018 cuando ya mostraba un debilitamiento de su salud.
John Roberts, juez jefe de la Corte, afirmó «Nuestra nación pierde una jurista de estatura histórica» y los sectores progresistas del país homenajearon a Ginsburg.
En los Estados Unidos los jueces de la Corte Suprema son designados por el Presidente de turno, Ruth fue designada por el demócrata Bill Clinton por ser afín a la agenda del partido, a pesar de que para la época era más progresista que el común del militante demócrata.
La abogada de origen judío tuvo una carrera marcada por sus posturas feministas, dentro de las cuales se destaca su deseo por implementar «cuotas de género» llamándoles «discriminación positiva», su postura en contra de que las instituciones tengan miembros un solo sexo alegando de que perpetuarían «estereotipos de género» (Boy y Girl Scouts y el Día de la Madre y el Padre).
Además tuvo posturas a favor de la legalización del aborto (el cual consideró como un «derecho» a ser proporcionado por el Estado), la despenalización prostitución, la disminución de la edad de consentimiento, la implementación del Derecho Internacional dentro de la justicia estadounidense y estuvo a favor de la teoría de género y de las posturas LGBT llegando a escribir un listado de pronombres y palabras que consideraba como ofensivas en los monumentos nacionales para que fuesen reemplazadas por otras más «inclusivas».
¿Qué significa su muerte?

Dentro de la Corte Suprema, RBG, como se le conoce por sus siglas, era una de las integrantes nominadas por los demócratas, por lo que le total de integrantes demócratas era cuatro y cinco los republicanos, ahora con la muerte de Ruth se abre la posibilidad a que el Presidente Donald Trump nomine un sexto juez conservador, lo que inclinaría aún más la balanza hacia estas posturas por décadas ya que el cargo es vitalicio si el juez lo desea así.
Trump nominó a Neil Gorsuch en 2017 y a Brett Kavanaugh en 2018 dándole la mayoría a los republicanos. Esta última fue una nominación marcada por una acusación de de abuso sexual que más adelante sería reconocida como falsa por la misma acusante.
En el contexto de plena campaña electoral debido a que las próximas elecciones Presidenciales se realizarán el 3 de noviembre del presente año, la oposición liderada por Joe Biden pide que la nominación del futuro juez sea posterior a las elecciones.
Por su parte el Presidente ya adelantó que la nominación sería pronto, incluso la próxima semana, y que sería una mujer.
En el polarizado clima que vive Estados Unidos en donde en el presente año se registraron disturbios, vandalismo y quema de propiedad tras darse a conocer la muerte de George Floyd, la posibilidad de que vuelva a suceder con la nominación de una jueza es alta y además es algo que tensa aún más la campaña electoral y a la política del país norteamericano.